¿Qué son escenas de acción? Seguramente cualquiera tiene su propia respuesta a ésta pregunta y aquí hay una opción más. Una escena de acción es aquella donde se involucran ciertas hazañas y trucos físicos con el fin de lograr el máximo impacto visual. Por lo general, para poder lograr esto, los ejecutantes de estos trucos tienen que contar con las capacidades especiales. Una escena de acción no necesariamente es una escena de alto riesgo, sin embargo una escena de alto riesgo siempre será una escena de acción.
La mayoría de las escenas de acción por su naturaleza van a llevar algún tipo de riesgo. El concepto de riesgo en el ámbito de acción es muy relativo y está relacionado con dos factores esenciales: el objetivo de la escena y las capacidades de los ejecutantes.
La profesión de doble (doble de riesgo, stuntman, cascadeur y etc) siempre ha tenido la fama de hombría, machismo, violencia, rudeza y otras escusas a la falta de profesionalismo. Con el tiempo éste concepto de “bueno para chingadazos” ha evolucionado en una profesión, donde los especialistas de diferentes disciplinas han sustituido a los casuales oportunistas. La preparación de un doble ya no es empírica sino profesionalizada, debido a que el concepto de acción contempla una gran cantidad de disciplinas diferentes. A menudo un actor tiene varios dobles en transcurso de un proyecto, unos se especializan en movimientos acrobáticos, otros en manejo de vehículos, otros en combate escénico, otros en paracaidismo y etc.

El gran dilema que todavía persiste en el medio es que todos se consideran conocedores sobre el tema de acción. Todos opinan. Todos proponen. Todos critican. Es muy común que los dobles de acción comenten que los actores son unos inútiles mimados y no tienen la capacidad de realizar lo que se les marca. Los actores dicen que los coordinadores no comprenden lo que se necesita para la escena. Los directores dicen que no hay tiempo para hacerlo bien. Los extras dicen que ellos lo podrían haber hecho mejor. Y el público al ver el resultado dice: ¿Qué jalada es ésta?
La curiosa realidad es que en el género de acción todavía hay mucha ignorancia. Miremos alrededor: cualquiera que sabe hacer una marometa se cree acróbata, cualquiera que participó en una escena con explosiones piensa que es doble de riesgo, cualquiera que ha montado un poni ya es especialista en caballos, cualquiera que ha hecho un descenso en rappel ya es alpinista, cualquiera que ha disparado un rifle de diábolos ya es especialista en armas y las cintas negras de karate se venden por internet.
Cada uno de nosotros tenemos nuestro propio criterio de calidad y todos creemos que solo nuestro es el correcto.
En el diseño de las escenas de acción muchos factores van a influenciar en el resultado final. La responsabilidad de un especialista es estar mejorando constantemente los aspectos relacionados con su oficio. Teniendo más profesionales con esta mentalidad, algún día la mediocridad será cosa del siglo XX.

La mayoría de las escenas de acción por su naturaleza van a llevar algún tipo de riesgo. El concepto de riesgo en el ámbito de acción es muy relativo y está relacionado con dos factores esenciales: el objetivo de la escena y las capacidades de los ejecutantes.
La profesión de doble (doble de riesgo, stuntman, cascadeur y etc) siempre ha tenido la fama de hombría, machismo, violencia, rudeza y otras escusas a la falta de profesionalismo. Con el tiempo éste concepto de “bueno para chingadazos” ha evolucionado en una profesión, donde los especialistas de diferentes disciplinas han sustituido a los casuales oportunistas. La preparación de un doble ya no es empírica sino profesionalizada, debido a que el concepto de acción contempla una gran cantidad de disciplinas diferentes. A menudo un actor tiene varios dobles en transcurso de un proyecto, unos se especializan en movimientos acrobáticos, otros en manejo de vehículos, otros en combate escénico, otros en paracaidismo y etc.

Tiempo de realización
Un punto muy interesante y sobre el cual no todos tienen una idea clara es la diferencia entre el tiempo de realización de una escena de acción y el tiempo que ocupa el resultado final. Por ejemplo en una escena de persecución el personaje salta de un vehículo en marcha, sube por la enredadera hasta la azotea, salta de un techo a otro, se desliza por un poste de luz, cruza la calle esquivando los autos y finalmente es atropellado por uno. Todo esto es una escena de acción y en la pantalla puede llevar apenas 4 minutos pero en tiempo que se requiere para producir esta escena puede cobrar semanas. Claro que todo depende de varios factores, desde el presupuesto hasta el equipo de realización. También tiene mucho que ver si la escena se realiza en el cine o en televisión. Porque estos dos hermanitos tienen diferentes propósitos. Mientras en el cine (en el mundo ideal) todo el esfuerzo se concentra en la calidad de la realización, en la televisión el esfuerzo se concentra en sacar “tiempo aire” por día del llamado. En el itinerario del llamado hay 20 escenas y la escena de acción es solo una de estas, así que no hay tiempo que perder. Ésta crucial diferencia, en mayoría de los casos, es la responsable de la calidad del resultado de las escenas de acción.El gran dilema que todavía persiste en el medio es que todos se consideran conocedores sobre el tema de acción. Todos opinan. Todos proponen. Todos critican. Es muy común que los dobles de acción comenten que los actores son unos inútiles mimados y no tienen la capacidad de realizar lo que se les marca. Los actores dicen que los coordinadores no comprenden lo que se necesita para la escena. Los directores dicen que no hay tiempo para hacerlo bien. Los extras dicen que ellos lo podrían haber hecho mejor. Y el público al ver el resultado dice: ¿Qué jalada es ésta?
La curiosa realidad es que en el género de acción todavía hay mucha ignorancia. Miremos alrededor: cualquiera que sabe hacer una marometa se cree acróbata, cualquiera que participó en una escena con explosiones piensa que es doble de riesgo, cualquiera que ha montado un poni ya es especialista en caballos, cualquiera que ha hecho un descenso en rappel ya es alpinista, cualquiera que ha disparado un rifle de diábolos ya es especialista en armas y las cintas negras de karate se venden por internet.

Cada uno de nosotros tenemos nuestro propio criterio de calidad y todos creemos que solo nuestro es el correcto.
No hay nada repartido más equitativamente en el mundo que la razón: todo el mundo está convencido de tener suficiente. - René Descartes
No basta saber realizar algún truco es necesario realizarlo según las necesidades de la escena y condiciones del personaje, los cuales delimitan en cierta manera la forma de realizar cualquier acción.
Por ejemplo: Un personaje tiene que cruzar la calle corriendo y llegar a la acera saltando los coches estacionados. A simple vista parece sencillo. Cada uno de nosotros puede imaginar perfectamente como lo vamos a realizar. Pero hasta el momento el requerimiento de la escena no está limitado por las condiciones del personaje. Veremos algunas posibilidades.
Condición 1. El personaje es ágil
En esta condición tenemos que demostrar que el personaje está dotado de extraordinaria habilidad y que no cualquiera puede hacer lo que él hace. Para tal efecto nuestra carrera tiene que verse sin titubeos y el salto por los vehículos tiene que sorprender al público. Puede ser que realicemos algún elemento acrobático rodando por los coches o simplemente saltamos el vehículo entero con un solo salto.Condición 2. El personaje es torpe
En esta condición tenemos que hacer verse a nuestro personaje como un completo inútil. Su manera de correr tiene que demostrar inseguridad y al verse forzado de pasar sobre los vehículos estacionados lo más probable es que se tropieza y cae a la acera.A parte...
A cualquiera de estas dos condicionantes se le puede aplicar diferente estética de acuerdo al género de la película que estamos haciendo. Todos pueden imaginar que esta escena puede verse muy diferente si la hacemos al estilo de Chespirito o al estilo de Jack Reacher.En el diseño de las escenas de acción muchos factores van a influenciar en el resultado final. La responsabilidad de un especialista es estar mejorando constantemente los aspectos relacionados con su oficio. Teniendo más profesionales con esta mentalidad, algún día la mediocridad será cosa del siglo XX.
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