Erase una vez, en una sesión de video, un grupo de jóvenes arealistas estaban observando la actuación de Isabell Chasse en Quidam. Es uno de los mejores números en tela jamás hechos. Una de las artistas, cuyo nombre obviamente no perdura en la historia, dijo la típica frase: “Ah, he visto mejores”.
Puede parecer que el tema se desvió un poco, pero no es así. Todo esto es parte de lo mismo. No importa qué factor predomina en tu juicio: hipocresía, discapacidad mental, prejuicio cognitivo o ego; cualquiera de estos factores colabora en el proceso global de la distorsión sistemática de la realidad. A través del cual, gota a gota, año tras año, se asesina el sentido común y se fomenta el “amistoso conformismo”, creando así la base de datos de nuestras experiencias. Esta base de datos será la vara medidora para cada nuevo estímulo que aparezca ante nuestros ojos, y nuestro cerebro lo asociará “adecuadamente” y creará las conexiones pertinentes. El proceso fisiológico tomará su curso.
…Henos aquí otra vez… En una sesión de video, viendo alguna ejecución artística y pensando: ¿Qué voy a decir?
Este comentario es un típico rebote de inseguridad. Cuando alguien se siente inseguro acerca de su propio talento, intenta elevar su estatus al desestimar el trabajo de otros.
Nuestro juicio nunca se basa en una evaluación objetiva, en la mayoría de los casos estamos hundidos en un pantano de complejos donde uno de los más fuertes es nuestro enorme deseo de validación.
¿Qué puede envenenar el sano juicio de un individuo al grado de hacerlo pensar que su experiencia es suficiente para opinar sobre a algo?
Percepción y Experiencia
Nuestro cerebro está diseñado para reconocer patrones familiares. Al observar una actuación artística, relacionamos lo que estamos viendo con las experiencias pasadas. Por ejemplo, al ver a alguien cortar leña, podríamos asociar esta acción con los recuerdos de nuestra infancia, cuando la abuela mataba moscas con un periódico enrollado. Aunque estos movimientos son muy diferentes, nuestro cerebro busca conexiones para entender lo nuevo a través de lo conocido.
Este fenómeno limita nuestra capacidad para apreciar el arte en su totalidad. Si carecemos de experiencias previas que nos permitan contextualizar lo que estamos viendo, es probable que nuestras impresiones sean superficiales y sesgadas.
Efecto de Pareidolia
La pareidolia es un sesgo cognitivo cuando percibimos formas reconocibles en estímulos vagos. Por ejemplo, algunas personas ven la imagen de Jesucristo en objetos, nubes o manchas. De manera similar, al observar una actuación artística, podemos proyectar nuestras expectativas y experiencias en lugar de apreciar la obra tal como es. Esto puede llevar a juicios erróneos y a una falta de apreciación genuina.La hipocresía de todos los días
Tu sales de ver una obra en la que participa un amigo tuyo y, al encontrarse, le dices: “¡Fuiste maravilloso! ¡Triunfaste!” o algún otro cliché de estos... Tendrás tus razones para decir esto, pero todos sabemos que se llama hipocresía. Claro que no quieres herir sus sentimientos... aun así se llama hipocresía. Claro que quieres llevar la fiesta en paz... aun así se llama hipocresía y tu lo sabes y te vale madres. Tu no quieres tomar la responsabilidad de ayudar a tu amigo a mejorar diciéndole lo que te pareció que estaba mal. Eres un cobarde... y lo sabes.
Puede parecer que el tema se desvió un poco, pero no es así. Todo esto es parte de lo mismo. No importa qué factor predomina en tu juicio: hipocresía, discapacidad mental, prejuicio cognitivo o ego; cualquiera de estos factores colabora en el proceso global de la distorsión sistemática de la realidad. A través del cual, gota a gota, año tras año, se asesina el sentido común y se fomenta el “amistoso conformismo”, creando así la base de datos de nuestras experiencias. Esta base de datos será la vara medidora para cada nuevo estímulo que aparezca ante nuestros ojos, y nuestro cerebro lo asociará “adecuadamente” y creará las conexiones pertinentes. El proceso fisiológico tomará su curso.
…Henos aquí otra vez… En una sesión de video, viendo alguna ejecución artística y pensando: ¿Qué voy a decir?
El hombre nada puede aprender sino en virtud de lo que sabe – Aristóteles (385 – 322 AC)