Fragmento de un dialogo entre un humano y el ser de "la cuarta raza" de la novela "Oportunidad para los perdedores" (ISBN: 978-5-9922-0828-3) de los autores Roman Zlotnikov y Sergey Musanif.
— Es la capacidad de razonar y entender, — respondí yo.
— Así es como lo definen en diccionarios, — aceptó Holden. — Pero, ¿Qué es lo que piensas tu? ¿Para qué el ser humano necesita la capacidad de razonar y entender?
— ¿Decidiste caer en filosofía?
— Antes de la muerte se acostumbra caer en filosofía, al menos entre los humanos, — Hizo mueca Holden. En su calvo cráneo la mueca se vio bastante malévola.
— Yo solo sigo la tradición y al mismo tiempo respondo a una pregunta tuya.
— ¿Cuál de todas?
— ¿Para qué hemos empezado todo ese desmadre, por el cual la galaxia se encuentra en la situación en la que se encuentra?
— Si en verdad estas respondiendo a una pregunta, debo decirte que das mucha vuelta.
— En realidad no, — dijo Holden. — En un principio el intelecto era necesario para el ser humano como el instrumento en la lucha de competencia. Sin razonamiento, entendimiento y una correcta organización la humanidad simplemente no podría haber sobrevivido. No se hubiera desarrollado como especie. Piénsalo: Los humanos dependen del clima. Sin haber hecho determinados esfuerzos simplemente no hubieron sobrevivido el invierno. En la tierra existían cientos de depredadores, que tenían enorme ventaja en el enfrentamiento contra el hombre. Cualquier cataclismo pudo haber puesto a la humanidad al borde de supervivencia, o acabado con ella. Los animales no pueden adaptarse a su entorno. Los animales o sobreviven o no. El hombre puede adaptarse, el hombre puede modificar el entorno para sus necesidades. Puede crear fuego en las noches de frio, construir un refugio para cuando venga el invierno. Sin el entendimiento del problema estas acciones no serian posibles.
— Estas hablando conmigo como si fuera un retrasado, — dije yo.
— Y me estoy conteniendo, — dijo Holden. — Con cada minuto queda menos humano en mi. ¿De dónde adquiere el intelecto su contenido?
— De la experiencia.
— ¿Y qué es la experiencia?
— Es la memoria sobre lo que se ha hecho.
— ¡Bingo! — dijo Holden. — Deja de adquirir nuevas experiencias y tu intelecto dejará de desarrollarse.
— ¿Quieres decir que eso fue lo que les pasó a ustedes?
— Si, — dijo él. — Eso pasó.
— Hay demasiado humano en mi, — dije yo. — Hay tanto, que no hay lugar para nada más.
— La experiencia deriva de acciones, — dijo Holden. — Las acciones se siguen realizando hasta que haya necesidad en ellas. Quita la necesidad y ¿Qué tenemos como resultado? Congestión y estancamiento. Callejón sin salida. Tarde o temprano en éste callejón entran todas las especies pensantes, solo que nuestra raza entró allí en su última fase de evolución.
— ¿Estás seguro que fue la última fase?
— Si.
— ¿Y piensas que algo así pudo haber sucedido antes?
— Ah, sucede todo el tiempo, — dijo Holden. — El intelecto solo se desarrolla cuando se le proporciona un reto. El reto más primitivo lo provee la naturaleza. Los seres inteligentes tratan a la naturaleza como un enemigo, desde el inicio comienzan una rebelión contra el mundo que les rodea. En el ambiente favorable el intelecto no sobrevive, el intelecto deja de desarrollarse en las culturas hundidas en la armonía natural de las cosas. Si vives en paz con la naturaleza, si tu medio ambiente es favorable y no te lanza ningún reto, entonces para que necesitas el intelecto. Los indígenas de Belice, las tribu de África, en tu amado siglo XXI, no se han alejado mucho de la tecnología de las cavernas.
— Estás hablando de las tecnologías, — dije yo. — Los castores también construyen presas, ¿Qué tiene que ver esto con el intelecto?
— Ellos se detuvieron demasiado temprano. En la etapa inicial del desarrollo de una civilización, justamente la tecnología es el indicador de la razonabilidad de una raza, — dijo Holden. — ¿Quién necesita inventar la electricidad, si el clima es hermoso y conseguir el alimento no representa un problema? ¿Para qué levantar murallas, si no hay enemigos? ¿Quién necesita viajes interestelares por hiperespacio, si todo lo que necesitas se encuentra en tu propio sistema solar? Cuanto menos amenazas y retos menos son los estímulos para el desarrollo. Tarde o temprano los retos se acaban, en algún momento todos se detienen. Algunos se detienen en la etapa de agricultura, algunos en el Medievo, algunos construyen reactores termonucleares y ciudades en el espacio, otros colonizan la galaxia como resultado de lucha contra sobre-población. Pero tarde o temprano todo esto se termina. Para nosotros esto terminó muy tarde. Las tecnologías dejaron de tener significado, el tiempo dejó de tener significado, la muerte dejó de tener significado y con todo esto, dejó de tener significado la misma vida. Nosotros respondimos a todos los retos y nos congelamos como moscas en el ámbar. Inmortales, casi omnipotentes, conociendo las respuestas a todas las viejas preguntas e incapaces de formular las nuevas.
— Entonces ustedes decidieron jugar en soldaditos, — dije yo.
— Fue una idea prometedora, que debió dirigir nuestro desarrollo por un nuevo camino. Nuevos retos, nuevas preguntas. Nosotros deliberadamente estábamos dispuestos a renunciar a nuestra inmortalidad a cambio de nuevos horizontes.
— Pero los soldaditos de juguete fabricaron una bomba real y los volaron a todos, — dije yo. — Que ironía.
— Si, — asentó Holden. — La vida es una locura. Ni siquiera nosotros pudimos suponer hasta que grado es una locura.
— Sabes, no siento ninguna lastima por ustedes... nosotros, — dije yo. — Yo siempre he pensado que un intelecto superior debe ser más... humano, valga la expresión. Valorar la vida en todas sus formas.
— Tal vez en todo esto hay un significado superior, — dijo Holden. — Nosotros hemos quebrantado el curso natural de las cosas, interferimos en la historia no permitiendo a los Scaari destruir a la humanidad, y ahora todo simplemente se está regresando a su composición inicial. Nosotros desaparecemos, los Scaari destruirán a los humanos y a klennianos y se quedarán como la única raza inteligente en la galaxia. Justo como debió de haber sido hace muchísimos milenios atrás.