Entra un hombre en la iglesia. Se le acerca un tipo y le comenta: "Joven, usted tiene las manos en forma incorrecta". Se le aproxima una mujer y le dice: "Joven, usted está parado en el lugar equivocado". Otra comenta: "Está vestido inapropiadamente". Otra más susurra por allí: "Mira nada más que peinado trae este..." Desde atrás lo jalan del hombro: "Como se persigna de esta manera, es de mala educación". Después de un rato una mujer le dice: "Joven, usted debería de abandonar el Santo Templo y comprar allá afuera el libro de como hay que comportarse aquí, y entonces entrar".
Salió el hombre de la iglesia y comenzó a llorar. De pronto desde el cielo escucha la voz:
― ¿Que, no te dejaron entrar? ― El hombre levantó la cara llena de lagrimas y dirigió su mirada al cielo, y respondió:
― No, no me dejaron entrar.
― No llores. A mi tampoco. Desde hace mucho.