Las generaciones enteras no se despegan de su teléfono o de su tablet. No se les escapa ninguna noticia, novedad o chisme. Ellos se enteran de todo en cuestión de segundos. Saben de todo, discuten sobre todo, comentan sobre todo y sin embargo no utilizan este conocimiento absolutamente para nada. En realidad no saben hacer nada. Son nada.
Vamos. Ahora en Internet se puede conseguir información de lo que sea. Podría parecer que es más fácil aprender algo, pero resulta justo al revés. Puedes leer y hasta entender como manejar un coche, eso nunca te convertirá en un conductor. Puedes leer todos los manuales de defensa personal que encuentres y te seguirán partiendo tu crisma en la calle. Puedes leer todas las obras de Stanislavski y esto no te convertirá en actor. Como leer las recopilaciones de frases celebres no te vuelve más inteligente ni te convierte en buena persona.
Es absurdo, pero la gente prefiere enterarse de las experiencias de alguien más, en lugar de conseguir las experiencias propias. La gente se está acostumbrando a vivir sin habilidades y sin experiencia. Prefieren pagar por los servicios y logros ajenos. No quieren pensar, analizar, dudar; solo pagan y usan. Pronto van a fabricar comida pre-masticada para que los consumidores no tengan que mover las mandíbulas. (Seguro que con eso les di la pinche idea a la maldita industria).
¿Cuándo fue la última ves que cambiaste el empaque de la llave de agua en tu casa o tu mismo te pusiste a reparar la cerradura de tu puerta? Claro. ¿Para que? Si para eso hay plomeros y cerrajeros. Me acuerdo de mi abuelo. El mismo construyó la casa de campo, puso la instalación eléctrica, tuberías de agua, cultivaba verduras, preparaba leña para el invierno, criaba conejos, cuidaba el jardín de frutales, fabricaba sombreros de invierno, reparaba los zapatos, tejía canastas y en general no puedo recordar ninguna cosa que el no supiera hacer.
Esas generaciones realmente eran útiles. No como nosotros. Ahora sabemos más pero podemos menos. Somos menos útiles. Estamos inventando cada ves más distracciones para saber cada vez más y hacer cada vez menos.
Cuando yo era chico no entendía porqué decían sobre la raza humana que es auto-destructiva. Ahora es tan evidente que hasta da pena no haberlo entendido a los quince años. Solo basta mirar alrededor y observar a los representantes de la especie más avanzada de este planeta y todo se aclara por si mismo. Mira sus rostros. Mira sus panzas. Mira su manera de caminar, su manera de hablar, su manera de no ser.
¿Existen los animales inútiles? Solamente las mascotas de los humanos. Que ni animales pueden llamarse, ya que no cumplen ningún propósito en la naturaleza. Este es otro tema para pensar.

Vamos. Ahora en Internet se puede conseguir información de lo que sea. Podría parecer que es más fácil aprender algo, pero resulta justo al revés. Puedes leer y hasta entender como manejar un coche, eso nunca te convertirá en un conductor. Puedes leer todos los manuales de defensa personal que encuentres y te seguirán partiendo tu crisma en la calle. Puedes leer todas las obras de Stanislavski y esto no te convertirá en actor. Como leer las recopilaciones de frases celebres no te vuelve más inteligente ni te convierte en buena persona.
Es absurdo, pero la gente prefiere enterarse de las experiencias de alguien más, en lugar de conseguir las experiencias propias. La gente se está acostumbrando a vivir sin habilidades y sin experiencia. Prefieren pagar por los servicios y logros ajenos. No quieren pensar, analizar, dudar; solo pagan y usan. Pronto van a fabricar comida pre-masticada para que los consumidores no tengan que mover las mandíbulas. (Seguro que con eso les di la pinche idea a la maldita industria).
¿Cuándo fue la última ves que cambiaste el empaque de la llave de agua en tu casa o tu mismo te pusiste a reparar la cerradura de tu puerta? Claro. ¿Para que? Si para eso hay plomeros y cerrajeros. Me acuerdo de mi abuelo. El mismo construyó la casa de campo, puso la instalación eléctrica, tuberías de agua, cultivaba verduras, preparaba leña para el invierno, criaba conejos, cuidaba el jardín de frutales, fabricaba sombreros de invierno, reparaba los zapatos, tejía canastas y en general no puedo recordar ninguna cosa que el no supiera hacer.
Esas generaciones realmente eran útiles. No como nosotros. Ahora sabemos más pero podemos menos. Somos menos útiles. Estamos inventando cada ves más distracciones para saber cada vez más y hacer cada vez menos.
Cuando yo era chico no entendía porqué decían sobre la raza humana que es auto-destructiva. Ahora es tan evidente que hasta da pena no haberlo entendido a los quince años. Solo basta mirar alrededor y observar a los representantes de la especie más avanzada de este planeta y todo se aclara por si mismo. Mira sus rostros. Mira sus panzas. Mira su manera de caminar, su manera de hablar, su manera de no ser.
¿Existen los animales inútiles? Solamente las mascotas de los humanos. Que ni animales pueden llamarse, ya que no cumplen ningún propósito en la naturaleza. Este es otro tema para pensar.