Sobre los contratos

Un contrato es un acuerdo entre dos partes en forma escrita. Su principal propósito es evitar las situaciones de confusión del tipo: “Tú dijiste, yo dije, y me vale lo que tu entendiste porque yo quise decir otra cosa”. Así que mientras más claro se describe todo, es mejor para todos.

En el mundo real las personas tienen la hueva y la burocracia tiene la estupidez, así que era necesario inventar un idioma especial y los abogados lo hicieron, se llama “el idioma legal”. Aquí hay algunas observaciones para tal vez reflexionar.




Nada está por encima de la ley

Ningún contrato está por encima de las leyes vigentes del territorio donde te encuentres. Si en tu contrato se estipula una cosa y la ley dicta lo contrario, en un tribunal será interpretado de acuerdo a lo establecido en la ley y no como lo quisieron describir en el contrato. 

Puedes caer en delito sin saberlo

Si un contrato intenta establecer algo que está sancionado por la ley, esto se convierte en un delito y consecuentemente las personas responsables en delincuentes. 
Código Penal Federal. Artículo 7o: Delito es el acto u omisión que sancionan las leyes penales
El hecho de que tu no conozcas la ley no te exime de cumplirlo. Si una ley dicta algo, pero en tu contrato esto no está mencionado, esto no quiere decir que las partes no están obligadas a cumplirlo.
Ignorantia legis neminem excusat

Acuerdos de palabra

Los asuntos legales siempre han sido un laberinto o pantano y por esto la mayoría de la gente trata de evitar gastar su tiempo y energía en formalizar una relación. Sin embargo todos saben o creen saber en que problemas podrían meterse si algo sale mal y aun así lo evitan. La verdad es que trabajar por acuerdo de palabra solo se puede en dos ocasiones: cuando confías mucho o cuando no hay nada que perder. Aun así, conviene aclarar todas las condiciones y detalles de una relación de tal manera que puedas comprobar el acuerdo al que llegaron. 

Las cartas responsivas

Las cartas responsivas mas que nada tienen un valor moral, su función es manifestar el margen de las responsabilidades en ciertas circunstancias y bajo el concepto de buena voluntad. Pero recordamos que si el contexto de la carta responsiva es contradictorio a la legislación, su valor es igual al hoyo de una dona. 

El sentido común

Lo chistoso es que las personas decentes, que actúan correctamente, no necesitan que se les recuerda que hay que actuar correctamente, ya lo están haciendo de todas formas. Pero aquellos que se pasan de jerga seguirán actuando como quieren sin importar cuantas leyes y reglamentos se escriban. Les vale. 

La única manera de hacer que los imbéciles cumplen las leyes y se comporten adecuadamente es obligarlos. 
La única defensa contra la gente malvada y violenta es la gente buena que es más hábil en la violencia – Rory Miller