El tema de trabajos de mierda

Algunas reflexiones estimulados por el trabajo de David Graeber. Personalmente creo que el tema no es controversial. A mi parecer son cosas muy diferentes: lo que necesita la especie humana, lo que necesita la humanidad, lo que necesita la sociedad y lo que necesita un individuo.



Es evidente que todos entendemos las cosas de manera diferente e impredecible. Muchos no somos capaces de aceptar ciertos argumentos provenientes de otros. Viviendo en la comodidad de una sociedad consumista, hace tiempo que ignoramos las leyes de la naturaleza, específicamente el concepto de selección natural. En la naturaleza, todo lo que no es apto en determinadas circunstancias debe perecer.

Todos nacemos y crecemos con la creencia de que tenemos derechos inherentes, derechos que no hemos ganado. De ahí surgen fenómenos sociales como los "ninis", los parásitos sociales, los resentidos, los que se aprovechan del sistema, y otras tendencias con escasa utilidad. La sociedad ha desarrollado mecanismos de supervivencia propios que difieren de los diseñados originalmente por la naturaleza.

La mayor aspiración del consumidor común es percibir grandes cantidades de dinero sin esfuerzo. El modelo estándar de éxito se ha convertido en vivir de las rentas. En este nicho encontramos la mayor cantidad de individuos improductivos que no generan nada, no promueven ningún avance o progreso, ni colaboran en mejorar nada (ni siquiera a sí mismos), sino que solo cobran y gastan. Son los que tienen el poder económico para hacer algo, pero eligen no hacerlo. La utilidad práctica de estos ejemplares para la especie es absolutamente nula.



En este punto, uno podría pensar: esto suena muy duro, inhumano incluso. ¡Pero no es así! La sociedad nos ha hecho creer que los valores promovidos con el fin de crear interacción económica son sinónimos de valores humanos. Sin embargo, en la naturaleza, todo lo que no cumple una función útil perece debido a la selección natural. Este proceso asegura que los genes inútiles y pendejos no se transfieran a las siguientes generaciones, impulsando así la evolución de la especie. Con nosotros, los humanos, la situación es diferente.


Dios creó al hombre y a la mujer, pero Samuel Colt los hizo iguales.
Este dicho del Viejo Oeste se refiere al fundador de la famosa marca de pistolas. La frase ilustra cómo, independientemente de los atributos físicos que pudiera tener un individuo —ya sea más fuerza, mayor estatura o mayor agresividad—, una pistola los igualaba a todos. Así, un individuo débil o anciano podía imponer su voluntad sobre un contrincante que lo aventajaba en cualidades físicas.

La gente no necesita trabajos, la gente necesita dinero. Debido a que para la mayoría, tener un trabajo es la única manera de obtener el dinero, no es ninguna sorpresa que al conseguir el trabajo tratan de esforzarse menos y ganar más. 
Los trabajadores trabajan lo mínimo necesario para que no les despidan; y los patrones les pagan lo mínimo necesario para que no renuncien. - George Orwell
Existen trabajos cuya existencia es obsoleta e innecesaria, en ocasiones incluso perjudicial, pero persisten porque forman parte de una estructura social osificada y retrógrada. Numerosas relaciones profesionales están condicionadas por un sindicalismo que actualmente representa una carga para cualquier país, y sin embargo, la legislación las respalda.

Nos encontramos inmersos en ejemplos de obesidad moral y atados por el lastre de una legislación ineficiente. Lo más absurdo de todo esto es seguir creyendo que nuestros problemas pueden ser solucionados por el mismo aparato que los creó. En este contexto, podría argumentarse que la única solución es empezar de cero: borrón y cuenta nueva. 

Sin embargo, lo que hacemos en realidad es adaptar la estructura de toda la especie para satisfacer las comodidades de aquellos que no representan ninguna utilidad para la misma.