Algún sabio dijo una vez que el coqueteo emociona más que el objetivo alcanzado. Veamos de que se trata.

Cuando el cerebro sabe que va a ser recompensado, libera el neurotransmisor dopamina. Por sí misma, la dopamina no proporciona una sensación de felicidad, sino más bien una oleada de emoción.
Mientras esperamos la recompensa, nuestro cerebro, temiendo perder el beneficio, nos sigue estimulando: ¡Vamos ya! ¡Apúrate! Para hacer esto, tiene impulsores especiales: las neuronas del VTA (Ventral Tegmental Area), que se excitan con los buenos sentimientos.
Lo sorprendente es que estas neuronas al recibir la recompensa no responden de ninguna manera. Como si no les interesara en absoluto. Sin embargo, si la recompensa esperada no llega, estas neuronas experimentan una profunda decepción. Esto se manifiesta en que su actividad decae instantáneamente por debajo del nivel básico de calma. Los científicos durante mucho tiempo han estado tratando de averiguar porqué sucede esto. Si no les interesa la recompensa, entonces porqué reaccionan de esta manera a su ausencia.
El misterio fue descubierto por neurocientíficos estadounidenses en el Centro de Investigación del Cerebro de la Universidad de Harvard, quienes encontraron que el trabajo de las neuronas de dopamina VTA codifica no las buenas noticias como tales, sino el grado de cumplimiento de las expectativas. El fenómeno se denominó el error de predicción de recompensa (RPE - Reward Prediction Error).
Por la misma razón, la suerte inesperada nos agrada mucho más que la que esperamos.

Cuando el cerebro sabe que va a ser recompensado, libera el neurotransmisor dopamina. Por sí misma, la dopamina no proporciona una sensación de felicidad, sino más bien una oleada de emoción.
Mientras esperamos la recompensa, nuestro cerebro, temiendo perder el beneficio, nos sigue estimulando: ¡Vamos ya! ¡Apúrate! Para hacer esto, tiene impulsores especiales: las neuronas del VTA (Ventral Tegmental Area), que se excitan con los buenos sentimientos.
Lo sorprendente es que estas neuronas al recibir la recompensa no responden de ninguna manera. Como si no les interesara en absoluto. Sin embargo, si la recompensa esperada no llega, estas neuronas experimentan una profunda decepción. Esto se manifiesta en que su actividad decae instantáneamente por debajo del nivel básico de calma. Los científicos durante mucho tiempo han estado tratando de averiguar porqué sucede esto. Si no les interesa la recompensa, entonces porqué reaccionan de esta manera a su ausencia.
El misterio fue descubierto por neurocientíficos estadounidenses en el Centro de Investigación del Cerebro de la Universidad de Harvard, quienes encontraron que el trabajo de las neuronas de dopamina VTA codifica no las buenas noticias como tales, sino el grado de cumplimiento de las expectativas. El fenómeno se denominó el error de predicción de recompensa (RPE - Reward Prediction Error).
Por la misma razón, la suerte inesperada nos agrada mucho más que la que esperamos.