Los auto-proclamados patriotas y expertos del sofá, todos estos que día tras día publican, se burlan, expresan, critican y opinan sobre que todo el país está en la mierda, el presidente es un pendejo, los diputados son unos criminales, los magistrados son unas ratas y etc. Estos que realmente creen que son buenas personas. Están convencidos profundamente de que pueden ver lo que está mal y saber cómo debe de estar bien. Después de su ardua labor de criticar todo aquello con lo cual no tienen ninguna relación, cierran sus redes sociales y se toman su merecido descanso con el sentimiento de autorrealización, seguros de que su lucha por la justicia el día de hoy no fue en vano. Se acuestan en el sofá y esperan.
Están esperando a una mejor vida. Están esperando a que pase algo. Que de pronto aparezca un presidente honesto. Que los políticos dejen de robar. Que la policía de la nada se vuelve altamente capacitada. Que a los trabajadores de gobierno les comience a importar su trabajo. Que el sistema de desagüe de la colonia milagrosamente se limpie. Que los pendejos dejen de ser pendejos. Que su país deje de ser su país y se vuelve un lugar milagroso en donde ellos por fin podrán vivir chingón.
Está bien. Vamos a imaginar por un momento que este milagro sucede y mágicamente aparezca un país perfecto alrededor de ellos... Entonces, ¿va a pasar qué cosa? ¿Se van a convertir en personas diferentes? ¿Más productivos, más útiles para la sociedad, más amables con sus semejantes, menos corruptos, menos pederos? ¿Se volverán mejores en su profesión siquiera?
No. Seguirán siendo unos quejosos inútiles y buscarán qué pueden joder y dónde pueden cagar en este limpio, ordenado y perfecto nuevo mundo. Y la pregunta es: ¿Para qué les podría querer este nuevo y perfecto mundo?
Si no sabes cocinar, no es la culpa del presidente, tú eres el inútil. Si está tapada la coladera, no es la culpa de los diputados, tú fuiste quién la tapó tirando basura y permitiendo a que otros la tiren. Si eres malo en lo que haces, no es la culpa de la policía, tú eres el incompetente. Los magistrados no te hicieron pendejo, tú decidiste serlo. Tal vez ellos son pendejos, pero lo son por el mérito propio y tú por el tuyo. Tu decidiste ser así y teletransportándote a un mundo mejor no serás diferente.
Así que, en lugar de invertir tu tiempo en inventar nuevas formas de quejarte, mejor invierte tu tiempo en encontrar en que puedes mejorarte. Tal vez ser un poco más limpio, o más sonriente, o más flexible, o más ordenado, o más fuerte... Aprende alguna habilidad nueva, lee algo distinto, conoce a alguien diferente. Tu vida no depende de nadie más que de ti. Si quieres cambiar algo en tu vida comienza a cambiar algo, porque a nadie más le importas y nadie más lo hará.

Están esperando a una mejor vida. Están esperando a que pase algo. Que de pronto aparezca un presidente honesto. Que los políticos dejen de robar. Que la policía de la nada se vuelve altamente capacitada. Que a los trabajadores de gobierno les comience a importar su trabajo. Que el sistema de desagüe de la colonia milagrosamente se limpie. Que los pendejos dejen de ser pendejos. Que su país deje de ser su país y se vuelve un lugar milagroso en donde ellos por fin podrán vivir chingón.
Está bien. Vamos a imaginar por un momento que este milagro sucede y mágicamente aparezca un país perfecto alrededor de ellos... Entonces, ¿va a pasar qué cosa? ¿Se van a convertir en personas diferentes? ¿Más productivos, más útiles para la sociedad, más amables con sus semejantes, menos corruptos, menos pederos? ¿Se volverán mejores en su profesión siquiera?
No. Seguirán siendo unos quejosos inútiles y buscarán qué pueden joder y dónde pueden cagar en este limpio, ordenado y perfecto nuevo mundo. Y la pregunta es: ¿Para qué les podría querer este nuevo y perfecto mundo?
Si no sabes cocinar, no es la culpa del presidente, tú eres el inútil. Si está tapada la coladera, no es la culpa de los diputados, tú fuiste quién la tapó tirando basura y permitiendo a que otros la tiren. Si eres malo en lo que haces, no es la culpa de la policía, tú eres el incompetente. Los magistrados no te hicieron pendejo, tú decidiste serlo. Tal vez ellos son pendejos, pero lo son por el mérito propio y tú por el tuyo. Tu decidiste ser así y teletransportándote a un mundo mejor no serás diferente.
Así que, en lugar de invertir tu tiempo en inventar nuevas formas de quejarte, mejor invierte tu tiempo en encontrar en que puedes mejorarte. Tal vez ser un poco más limpio, o más sonriente, o más flexible, o más ordenado, o más fuerte... Aprende alguna habilidad nueva, lee algo distinto, conoce a alguien diferente. Tu vida no depende de nadie más que de ti. Si quieres cambiar algo en tu vida comienza a cambiar algo, porque a nadie más le importas y nadie más lo hará.
Cualquier pedazo de mierda puede vivir una buena vida, no hay ningún merito en esto.