Cuando en el Parque Nacional de Yellowstone en el 1995, liberaron a 14 lobos, nadie podía anticipar que esto cambiaria drásticamente todo el ecosistema del parque.

En el parque no ha habido lobos por 70 años. En todo este tiempo reinaron los ciervos, que a lo largo de décadas de la reproducción descontrolada causaron graves daños a la flora local. Por supuesto que 14 lobos no podían comerse a todos los venados, pero los obligaron a comportarse de otra manera. Elegir con cuidado los lugares de pastoreo y evitar ciertos lugares del parque. En esos lugares, la vegetación comenzó a revivir.
En seis años, el número de árboles incrementó cinco veces. Aparecieron los castores, que necesitan árboles para construir diques. En los remansos, comenzaron a aparecer ratas almizcleras, patos y peces. Los lobos redujeron la población de chacales, lo que provocó un aumento en el número de liebres y ratones, que a su vez atrajeron al parque a halcones, hurones y zorros. Aparecieron osos porque pueden ahuyentar a los lobos y comerse sus sobras. El número de bayas ha aumentado significativamente.
Pero lo más impresionante es que los lobos cambiaron el curso de los ríos. Sus cauces se han enderezado y estabilizado, la erosión de las riberas ha disminuido. Esto sucedió porque la influencia de los lobos sobre los ciervos provocó el crecimiento explosivo de árboles y pastos a lo largo de las orillas de los ríos, lo que condujo a su fortalecimiento. La misma geografía del parque ha cambiado, y todo gracias a catorce lobos liberados allí hace menos de veinte años.
La naturaleza encuentra el equilibrio.

En el parque no ha habido lobos por 70 años. En todo este tiempo reinaron los ciervos, que a lo largo de décadas de la reproducción descontrolada causaron graves daños a la flora local. Por supuesto que 14 lobos no podían comerse a todos los venados, pero los obligaron a comportarse de otra manera. Elegir con cuidado los lugares de pastoreo y evitar ciertos lugares del parque. En esos lugares, la vegetación comenzó a revivir.
En seis años, el número de árboles incrementó cinco veces. Aparecieron los castores, que necesitan árboles para construir diques. En los remansos, comenzaron a aparecer ratas almizcleras, patos y peces. Los lobos redujeron la población de chacales, lo que provocó un aumento en el número de liebres y ratones, que a su vez atrajeron al parque a halcones, hurones y zorros. Aparecieron osos porque pueden ahuyentar a los lobos y comerse sus sobras. El número de bayas ha aumentado significativamente.
Pero lo más impresionante es que los lobos cambiaron el curso de los ríos. Sus cauces se han enderezado y estabilizado, la erosión de las riberas ha disminuido. Esto sucedió porque la influencia de los lobos sobre los ciervos provocó el crecimiento explosivo de árboles y pastos a lo largo de las orillas de los ríos, lo que condujo a su fortalecimiento. La misma geografía del parque ha cambiado, y todo gracias a catorce lobos liberados allí hace menos de veinte años.
La naturaleza encuentra el equilibrio.