Ahórrenos su compasión, extraterrestre. Habla con entusiasmo sobre su conexión con la naturaleza, su sabiduría ancestral, ¿pero qué le ha traído?
¿Dónde están sus maravillas de ingeniería? ¿Sus viajes de descubrimiento? ¿Su gran comprensión de la naturaleza del universo? Incluso en nuestros inicios, cuando nos vestíamos como ustedes, vivíamos como ustedes, cazábamos como ustedes, hicimos más que simplemente sobrevivir. Construimos maravillas. Realizamos grandes travesías. Forjamos historias épicas. Ustedes no lo han hecho.
Hablan con tanto orgullo de los enchufes colgando de sus cráneos, sin darse cuenta de que son solo hilos y ustedes son títeres. Lo poco que han logrado lo atribuyen a la sabiduría de su diosa, que no es más que las voces de sus muertos resonando por toda la eternidad. Ella los ancla al pasado, sirviendo como una correa que los tiene apenas arriba de los simios, tristes parodias de civilización que carecen de esa chispa especial para convertirse en algo más.
Hemos venido a su mundo en busca de recursos. Ya sea que sus acciones nos obliguen a retroceder o que tomemos lo que queremos y sigamos nuestro camino, el resultado es el mismo. Partiremos de su miserable planeta, dejándolos atrás. Y en mil años, ustedes no habrán cambiado debido a este contacto con un mundo ajeno. Permanecerán en sus árboles, cazando su presa, comulgando con su diosa, hasta que su sol se apague y su mundo muera.
Y sobre su tumba, las estrellas nos pertenecerán a nosotros.
Coronel Miles Quaritch "Avatar"