Sobre La Seguridad Personal (2024)

Todas las personas están interesadas en cómo hacer sus vidas más seguras, regresar sanos y salvos a casa y evitar problemas que pueden afectar la integridad física, el bienestar económico y emocional.

En este artículo quiero compartir algunos detalles para la reflexión sobre el tema de seguridad personal, aquí mismo viene incluido lo que necesitas saber sobre la defensa personal.



Un poco de fisiología

Cuando estamos en peligro, nuestro cuerpo siempre va a reaccionar de la misma manera. El pulso aumenta, se libera la adrenalina en la sangre, las habilidades motoras finas se bloquean, comenzamos a experimentar la visión de túnel, la boca se seca; en pocas palabras, el organismo experimenta cosas incomodas y desagradables.

Lo más preocupante de todo esto es que los lóbulos frontales del cerebro, los que se encargan de pensar, se inhiben gradualmente y cuanto más alta es la frecuencia cardíaca, peor vamos a pensar. Los astronautas en la prueba centrífuga, con graves sobrecargas, difícilmente pueden resolver los problemas matemáticos más simples.

Esto significa que en una situación de estrés todo nuestro conocimiento controlado por nuestro intelecto no estará disponible para nosotros. Lo único que estará a nuestra disposición son los instintos y los reflejos. Mientras los instintos generalmente son heredados, los reflejos pueden ser entrenados.

Los reflejos son una respuesta automática e involuntaria del cuerpo ante un estímulo específico. Son rápidos y ocurren sin necesidad de pensamiento consciente. Los reflejos son controlados por el sistema nervioso y generalmente sirven para proteger el organismo o mantener su funcionamiento normal.

Cuando sucede una situación de emergencia o violencia no hay tiempo para pensar cómo reaccionar, hay que reaccionar. Para que nuestras reacciones produzcan un efecto positivo, nuestras habilidades deben estar a la altura de nuestras necesidades. Aquí es dónde aparece el primer punto importante para reflexionar:

El estado físico adecuado a la forma de vida

No se trata de convencer a nadie de practicar las artes marciales o tomar clases de defensa personal o convertirse en un fanático de la vida sana... se trata de despertar en la gente el interés sobre la más utilizada herramienta que tienen: su cuerpo. El interés por convertir su cuerpo en algo útil para su propia forma de vida.
 


Pero al final de cuentas es la decisión de cada quién. Seguir siendo un inútil para si mismo o una víctima potencial o tal vez modificar algo en su forma de vida.
De nada sirve ganar en un enfrentamiento para después morir de un infarto. - Gabe Suarez 
Esto nos conduce naturalmente al tema de la seguridad personal y para despejar muchas de las idioteces que viven en nuestras cabezas, te propongo responder a una simple pregunta: 

¿Qué tan fácil es matarte?

A menos que tengas un equipo de profesionales encargándose de tu seguridad, la respuesta es: es pan comido. Por una simple razón.
Tu no escoges cuándo sucederá, dónde sucederá ni quién lo hará y no puedes hacer nada al respecto.
¿Qué es lo que se puede hacer entonces? No ignorar el problema sería un buen primer paso. Estando consciente de esto la persona comienza su camino en el mejoramiento de su estado actual.

De todas las habilidades con las cuales puede contar un ser humano una de las más importantes es la habilidad de protegerse a sí mismo y a sus seres queridos. ¿Sorprendido?

Seguramente tu pensabas que después de miles de años de evolución de la especie y desarrollo de la civilización, la habilidad de estrellar los puños en el rostro del otro no puede ser considerada importante.

Pero piensa por un momento: ¿De qué sirve todo tu talento, capacidad comunicativa, empatía, creatividad, capacidad de enseñar a los demás, escribir novelas, componer música o ganar millones si todo esto puede ser arrebatado en un abrir y cerrar de ojos por un degenerado armado con cuchillo?

Se te dio una sola vida, no tendrás otra. La salud, también la tienes única, se te da una sola vez y no se va a renovar. ¿Qué sentido tienen todas tus capacidades si estás en la cama de un hospital conectado a los tubos que te mantienen vivo, solo porque un pendejo te golpeó en la nuca con un ladrillo?
 


Existen idiotas radiantes que creen que viven en un mundo ficticio donde la violencia no existe, y si algo sucede es a cualquiera, pero no a ellos. Se les puede entender. Según su experiencia hasta el momento, nadie nunca les golpeaba en la geta, ni les picaba con un cuchillo. Basándose en esta observación, ellos creen que nada de esto les va a suceder.

Son como el pavo del cuento de Nassim Taleb, que estaba convencido de que el propósito de su vida es recibir los desayunos, las comidas y las cenas y como siempre ha sido así, entonces siempre será así.

También existe otro grupo de personas que aceptan el hecho de que la violencia existe y hasta están dispuestas a creer que les puede pasar a ellos, pero están seguros de que otras personas resolverán este problema, estos llamados "profesionales especialmente capacitados". Su argumento es: para qué preocuparse si hay policía. ¡Claro! ¿Para qué queremos extintores si existen los bomberos? Malas noticias punk: los organismos encargados de hacer cumplir la ley están ocupados investigando los delitos que ya sucedieron y no tienen tiempo para ti.

También hay personas que creen que si traen un artefacto de defensa personal, como gas pimienta o llavero con picos, entonces este dispositivo hará algo que les salvará y mientras más caro es el artefacto más seguridad les tiene que dar. Por desgracia, ningún artefacto es un amuleto mágico, ningún artefacto es capaz de resolver tus problemas. Tú tienes que resolverlas y para esto debes entrenar en el uso de los artefactos que posees. 

Tu puedes ser un campeón mundial de alguna disciplina de combate y aun así, ser asesinado por un imbécil (el caso de Leandro Lo); tu puedes desenfundar y disparar en 0.8 segundos y no poder bloquear una simple cachetada; tu puedes esgrimir tu cuchillo con virtuosismo y acabar en la cárcel, no porque no supiste defenderte, sino porque no supiste presentar tu caso ante las autoridades de tal manera para salir sin problemas. Puedes salir victorioso de una bronca en contra de cinco pendejos, para después morir desangrado en la banqueta bajo la mirada indiferente de los transeúntes.

Y como último ejemplo son estos fenómenos que rechazan la violencia en toda su expresión. Uno de sus argumentos es que en el siglo XXI, rebajarse a nivel de cavernícolas está fuera de su dignidad. Esta creencia en la vida pone ciertos limitantes en su desempeño cuando llega el momento. Para reflexionar sobre este tema tengo un ejemplo. En sus seminarios Lee Morrison propone hacer el ejercicio, que llama EL PARA QUÉ

Imagina: Vas regresando a tu casa, una persona agresiva se interpone en tu camino. No puedes hacer nada para evadirlo. No resulta desescalar el conflicto. Te ataca. Tú no te resistes. Te asesinan.

¿Imaginaste? Bien. Sigamos.

Imagina: La policía toca la puerta de tu casa. Tu esposa abre. Le dicen: ahora eres viuda. Imagina su cara.

¿Imaginaste? Bien. Sigamos.

Imagina: Tu esposa entra en el dormitorio de los niños. Les dice a los niños: Papá ya no está. Imagina su reacción.

¿Imaginaste? Bien. Adelantamos la película para tres meses adelante.

Tu no existes. Lo que tu aportabas a la familia tampoco existe. Los gastos, hipotecas, deudas… Tu viuda y sus hijos se están mudando a un barrio más accesible. Peor escuela, peor gente alrededor. A tus hijos les molestan cada rato, tu esposa tiene tres trabajos.

¿Imaginaste? Bien. Adelantamos la película para medio año más adelante.

Tu esposa se juntó con otro tipo. Es bebedor, la golpea. Golpea a tus hijos. Tus hijos empiezan a olvidarte. La vida familiar se está convirtiendo en un infierno.

¿Imaginaste? ¿Queremos continuar imaginando o la idea está clara?

Todo esto es porque tú no ofreciste resistencia. Porque permitiste que un pedazo de mierda te matara. Si realmente hiciste este ejercicio, tu reacción solo puede ser una:
¡A la verga! ¡No permitiré que ningún pedazo de mierda me mate! Porque yo quiero regresar sano y salvo a mi casa. Abrazar a mi pareja. Besar a mis hijos.
Cada persona en su vida debe responder a tres preguntas:
  1. ¿Por QUÉ o QUIÉN vivo?
  2. ¿Por QUÉ o QUIÉN moriría?
  3. ¿Por QUÉ o QUIÉN mataría?
Normalmente la respuesta siempre es la misma: Por mi familia y por la gente que me importa.
Self-defense is not about who is right. It’s about who is left.