Esta broma es considerada una de las mejores en la historia de la exploración espacial, destacando el sentido del humor de la tripulación de Skylab 3 y la creatividad para hacer más amena la dura vida en el espacio.
Sucedió en el 1973, el astronauta Owen Garriott y su esposa Helen, grabaron unas frases claves en el dictáfono y Owen se lo llevó consigo a la misión. En el momento de la comunicación programada, el oficial de control de misión Robert Crippen se comunicó con la estación, Owen preparó el dictáfono y el siguiente diálogo tuvo lugar:
— Skylab, aquí Houston, responda.
— Hola, Houston, —respondió voz femenina con entusiasmo— aquí Skylab.
— ¿Quién habla? — dijo Robert Crippen perplejo.
— Hola, Robert, aquí Helen, la esposa de Owen.
— ¿Qué estás haciendo ahí?
— He venido a traerles comida casera a los chicos, todo fresco, no te preocupes.
Después de un minuto de silencio Houston cortó la comunicación.
Dice la leyenda que la grabación fue tan bien planeada que incluso 20 años después los controladores en tierra no sabían cómo se había hecho hasta que Garriott se lo reveló.