Dos roles esenciales en los proyectos educativos

En un proyecto educativo hay dos roles esenciales: el experto y el metodista. El experto cuenta con un bagaje de experiencia práctica y se dedica a crear el contenido significativo; el metodista diseña el proceso de aprendizaje, su trabajo es identificar en la audiencia las brechas en el desempeño, habilidades, conocimiento e información y componer el proceso para llenar estas brechas.



La maldición del conocimiento

Es común que las personas que logran a alcanzar el nivel alto en su especialidad sufren del sesgo cognitivo conocido como La maldición del conocimiento. El experto ya no se acuerda de cómo es no saber. Hay un montón de cosas que le parecen obvias, pero son obvias solo para él. Su propia experiencia limita las perspectivas reflejando varios contratiempos.

El miedo a simplificar

Los expertos a menudo temen simplificar el material o los conceptos que enseñan porque sienten que al hacerlo estarían subestimando la complejidad del tema. Piensan que cada detalle y aspecto del conocimiento es crucial y valioso. Pueden sentir que simplificar podría ser percibido como una falta de respeto hacia su campo de estudio o profesión. 

Por supuesto que hay riesgos al simplificar el material. Los principales son:
  • La depreciación, cuando algo parece tan simple que no amerita nuestra atención. 
  • La ilusión de la fluidez, cuando nos parece que el resultado se logra igual de fácil de cuando observamos el material. 
  • Pérdida de detalle, cuando perdemos información importante que puede ser relevante para comprender completamente el tema. 
  • Aburrimiento, cuando los procesos se convierten en tan simples y banales que no representan un desafío y matan la motivación.
Sin embargo en la simplificación adecuada radica el secreto de la eficiencia del aprendizaje. El avance progresivo permite construir una base sólida de conocimientos. La progresión gradual ayuda a consolidar conceptos básicos antes de pasar a temas más complejos y esto forma una comprensión más profunda y duradera de la materia. Saber simplificar correctamente es una habilidad esencial en la cual se reconocen los siguientes puntos importantes:
  • La estructura especialmente diseñada para que la percepción del material sea lógica;
  • La presentación coherente del material. Desde los titulares sustanciales hasta el resaltado correcto de lo significativo;
  • Adaptación del texto para público específico (target audience), para sus necesidades particulares;
  • El nivel correcto de complejidad de las tareas prácticas, complicación gradual;
  • Las tareas que ayuden a asimilar el material, y no solo comprobar la memorización de la teoría;
  • Retroalimentación de calidad sobre las asignaciones.
La simplificación en metodología permite presentar el material complejo (y a veces no estructurado), de tal manera que los principiantes pueden asimilarlo. Esto no significa que se elimina todo lo esencial y complejo. Esto significa que todo lo esencial se presenta de tal manera que puede ser comprendido. Un metodista, puede tomar un material complejo de contaduría o finanzas, que en su forma original es imposible de leer y presentarlo de tal manera que se puede entender. Basándose sólo en las metas específicas del determinado grupo de audiencia y tomando en cuenta los objetivos particulares de su trabajo.

El equilibrio de las responsabilidades

En mayoría de los casos el experto no es capaz de estructurar y simplificar el material porque no cuenta ni con el tiempo ni con la competencia. El metodista, a su vez, no es capaz de crear el material significativo porque no cuenta con la experiencia necesaria en el tema. Los mejores resultados se logran obteniendo un balance en la relación entre estos dos especialistas. La sinergia creada puede elevar a cualquier proyecto a niveles inimaginables.